miércoles, 9 de enero de 2013

Conocer un poco más sobre la Geobiologia


El arte ancestral de la geobiología estudia nuestras relaciones del ser humano con el hábitat, y las implicaciones que tiene en su salud, conociéndose como la "medicina del habitat". 
Existen múltiples evidencias de que nuestros antepasados eran maestros en el arte de la geobiología, y vivían en total armonía con su entorno. No es por casualidad que los lugares más sagrados de la humanidad (monumentos megalíticos, pirámides, templos, catedrales,...) estén situados en zonas de fuerte actividad telúrica y alta concentración energética.
Uno de los pilares en los que se apoya el Feng Shui es la Geobiología, disciplina conocida en la antigua China con el nombre de Geomancia. Hoy ignorada por la mayoría de los fengshuistas, han llegado hasta nuestros días edictos de la China antigua que prohibían edificar en las "venas del dragón" o en las "salidas de demonios" (zonas alteradas teluricamente). Lo que en un primer momento nos suena a superstición, es hoy en día cuantificable con modernos y sofisticados aparatos. 
La radiestesia también era conocida desde la antiguedad: un bajorrelieve del segundo milenio antes de Cristo que retrata al emperador Yu sosteniendo unas varillas de zahorí. Sin embargo, el término radiestesia no fue acuñado hasta los años veinte por el abad francés Bouly. La palabra radiestesia esta formado por las palabras latinas "radius" (radiaciones) y "aisthesis" (sensación). 

La palabra Geobiología se compone de 2 partes: geo-tierra y bio-vida. La geobiología reúne disciplinas tan diversas como la física, la química, la biología, la geología, la geofísica, la bioconstrucción, las energías renovables, el electromagnetismo, la arquitectura holística, la domótica, el paisajismo, la radiestesia, la Geometría Sagrada, las prospecciones de agua, metales, petróleo, etc.



Las zonas que registran radiaciones en cantidades nocivas para el ser humano se denomina geopatías, o zonas geopatógenas. En numerosas ocasiones permanecer en zonas alteradas teluricamente muchas horas al día (cama, mesa de trabajo, etc) es el origen de numerosas patologías, tanto físicas como psicológicas. Como dice Mariano Bueno, el padre de la geobiología en España "se hereda la cama, no el cáncer". 
No es necesario esperar a que surja la enfermedad para comprobar los efectos que tienen las zonas geopatógenas en nuestro organismo. Basta con situar a una persona durante unos minutos en una zona alterada y comprobar que sus defensas han bajado. Podemos utilizar técnicas como la kinesiología, aparatos como el Sonotest que mide el biocampo (radiación del cuerpo etérico de una persona) o el galvanómetro que que miden la resistividad eléctrica de la piel (en ohmios). Verificaremos que los músculos pierden fuerza, el aura se contrae y la resistencia cutánea disminuye. Con aparatos más sofisticados se puede comprobar que la exposición a lugares vibratoriamente bajos produce un cortocircuito en el cerebro.

La radiestesia, amén de prescindir de todo tipo de aparataje, llega aún más lejos. Con unas simples varillas, no sólo podemos medir puntualmente la contracción que se produce en el biocampo de una persona situada en una zona geopatógena, sino que también nos permite localizar en el cuerpo de una persona las geopatías provocadas por la exposión continua a un lugar nocivo, antes incluso de que aparezca alguna dolencia. Es posible, por tanto, señalar la zona del cuerpo que atraviesa una corriente de agua o el punto que corresponde a un nudo Hartman. La persona lleva grabada dicha información, pudiéndose detectar en cualquier momento, no siendo necesario que la persona se encuentre en el lugar geopatógeno cuando se realiza la medición.

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